Declaración de Artista

Mi obra se mueve entre la memoria cultural, la profundidad emocional y una creciente conexión con la naturaleza. Es una búsqueda poética y una práctica experimental a la vez. Exploro qué nos define como seres humanos: nuestro origen, nuestra diversidad, nuestras emociones. Me interesan tanto las huellas visibles como las invisibles: los genes, los recuerdos, los gestos cotidianos. ¿Las emociones son universales o individuales? ¿Nos unen o nos separan? Estas preguntas atraviesan mi práctica artística. 

A través del collage, el ensamblaje, la técnica mixta y las técnicas de impresión, intento hacer visible la multiplicidad que nos compone. Me interesa lo lúdico, lo estético, lo material: más que construir nuevas conexiones, quiero revelar las que ya existen entre personas, memorias, culturas y entornos.

A menudo, mis collages me recuerdan a figuras como Frankenstein o el Gólem: ensamblajes de fragmentos. Pero mi intención no es dar vida a un ser nuevo, sino mostrar el todo que ya habita en cada uno de nosotros. Mi herencia cultural define mi obra: soy una síntesis viva de tres mundos – el africano, el europeo y el taíno, la cultura indígena de mi isla natal, La Española.

Cada vez más, la naturaleza entra en mi trabajo. La sostenibilidad no es solo un compromiso social, sino un principio artístico: respeto por el material, conciencia del proceso, atención al ciclo vital. Trabajo con materiales naturales o reciclados y exploro formas orgánicas que expresan equilibrio, transformación y conexión.

El micelio – esa red invisible bajo tierra – se convierte en símbolo y medio a la vez: representa vínculos silenciosos, crecimiento y renovación. En mi obra, es una actitud encarnada: interconectada, arraigada y en constante evolución.

Mis trabajos actuales se desarrollan en la intersección entre la memoria cultural, la investigación ecológica y la experimentación artística.

Más información sobre mi arte aquí.

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